lunes, 31 de diciembre de 2007

ANTOLOGIA PERSONAL


CERO

Busco el cero que matas
En los versos
En las cartas
En las deudas del alma.

Pero los pasos tienen ceros
Y los ceros trasplantados
Son hostias
Que valen todos los llantos amargos.

Un cero
Dos ceros
O quizás tres
Sobre los hombros
En las frentes
En los menudos pies
Son fuertes, muy fuertes.

Así llevamos los ceros
Sostenidos en el aliento de una bala
En una sombría masa
Que se ve amparada en el vació de una mesa.

Un cero abandonado en un asilo
Un cero que la vida clausura
O alguno que ve la ventana abierta
Y la luna que asoma
Un lamento de ser viejo
Tan seco
Que los hombres dicen:
Déjenlo
Ya se va.

CUANDO EL MUNDO ECHO A LLORAR


Si un hombre le escribiera al mundo
Mares, Tardes, ¡Libertad!
El todo le sonreiría y compadecería
No hay mas humano que escriba en la noche
No hay mas humano que clame ¡Eternidad!

Si un hombre le escribiera a otro
Llanos, Cordilleras, ¡Amar!
El barro temeroso que nunca tuvo nada
Desesperado en ansiedad
Abrazaría el eco del que grita
¡Hermano!,¡Hermano!,No hables
Ellos gozan ¡Matar!

Y llego el día en que los enfermos fueron capturados por la muerte
La sangre seca en la arena
Algo que fue masa aflora en el firmamento
Ya todo era ausencia.

El mundo cargando en brazos esqueletos
Persiguió la memoria
Y hallo en ella lo escrito por el hombre
Recordó sus cantos, sus letras, sus números, su fuego, su existencia
Esté mas triste que en otras noches
Se acostó, se echo a llorar.


YA SÉ QUE ESTÁ DORMIDO


Yo siento a mis muertos
JOSE WATANABE


Ya escuché el candor de los segundos, de los terceros
Del hijo que se queda y se despide.
Ya llegó el cuarto con su rosario
El quinto con sus condolencias
El sexto con su oración para el viejo
El séptimo ya pálido se desvanece demasiado
Y el octavo que mide largo / ancho
Sonríe porque comerá hoy
Porque trabajara para la muerte.

Ya trajeron los cantos del mar
La música de las montañas
El cirio del cielo y el rostro de la tierra.

Y los tienen unidos para despedirlo
Para preguntar
¿A dónde ira?
Ya llaman a los hombres
Los que cargaran el árbol que ha caído
Y nos duele porque deja sombra
Porque deja palabras a medias
Aprendidas / olvidadas
Se recordarán cuando los cementos cubran su tumba.

Ya amamos al viejo
A su sombra inmóvil
A su pintura frágil
A su otro espíritu
Que no temblaba en la noche
Que no ignoraba el sueño
Que no decía adiós.

domingo, 30 de diciembre de 2007

EL APOCUNA DON QUIJOTE DE LA MANCHA





El APOCUNA DON QUIJOTE DE LA MANCHA
“EL AMARU DE LA MANCHA”



PERSONAJES


DON QUIJOTE y SANCHO PANZA. Personajes principales de la Novela el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
FRANCISCA PIZARRO Y YUPANQUI. Nació en Jauja en 1534. Fue hija del Conquistador del Perú, Francisco Pizarro y de Inés Huaylas, además Francisca fue hermana de Gonzalo Pizarro quien heredo la Gobernación de Nueva Castilla, ella viajo a España en 1551 a pedido del Rey, murió en 1598 en alguna ciudad de España.
INES HUAYLAS. Fue hija del Inca Huayna Cápac, hermana del Inca Atahualpa, y de Manco Inca quien se sublevo en el Cuzco.
FELIPE TUPAC. Guerrero del linaje de los Capacunas, enviado junto a Francisca Pizarro en el viaje a España, estuvo a su cuidado hasta que ella murió. Años después perdió la razón.
PICARO GUZMÁN DE ALFARACHE. Novela Picaresca escrita por de Mateo Alemán, publicada en dos partes (1599 y 1604). El mencionado escritor nació en 1547 y vivió en México a partir de 1608, murió en 1615. Fue un feroz crítico de Cervantes.
PRIMER POEMA. Poema Inca, considerado canción de Amor ( Jaray Arahui ), transcritos por el Inca Garcilaso de la Vega.
SEGUNDO POEMA. Poema Inca, Himno religioso ( Hayllis )
TERCER POEMA. Poema Inca (Lírica amorosa), cantar triste por la memoria del amado o la amada ausente. Transcritos por Guamán Poma de Ayala.


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DONDE SE DA CUENTA DE CÓMO EL MAL INTENCIONADO

CERVANTES ESCONDE SUCESO MEMORABLE, QUE PASÓ ENTRE

DON QUIJOTE DE LA MANCHA Y EL PRÍNCIPE FELIPE TUPAC, Y

LA CONFUSIÓN QUE SUFRIÓ DULCINEA DEL TOBOSO CON LA

PRINCESA FRANCISCA PIZARRO, UNA HISTORIA DIGNA DE

SABERSE Y DE CONTARSE.




Pensando, pues, en don Quijote, recuerdo a Cid Hamete Benengeli, Hombre curioso de los más escondidos pensamientos, antojadizo de historias, pues las que quedan referidas son muy puntuales y mínimas en todas las cosas, pero: ¿Quiso él pasar en silencio incomparable aventura?

Es, pues, el caso que la estimación que me tenía, hizo que no hubiere cosa secreta entre nosotros, es así que al final de sus días me declaraba semejante noticia. Me hizo prometérselo a él con muchos juramentos que en el más corto tiempo se enmiende terrible falta y que si por hacerla recibía oro alguno, pues que me lo quedase. Parecióle por aquellos días, que ese Cervantes quien era más versado en desdichas que en versos, merecía sacar a luz las hazañas de tan noble caballero. Sin duda era obligación de alguien que anduviere en los mismos pasos, y que osasé hablar muy puntual de la falta de juicio que acompañaba a don Quijote, quien anduvo muy acertado en desgracias y malos sucesos.

VALLADOLID DE 14 DE AGOSTO DE 1604

“... DE POETAS NO DIGO: BUEN SIGLO ES ÉSTE MUCHOS ESTÁN

EN CIERNE PARA EL AÑO QUE VIENE, PERO NINGUNO HAY TAN

MALO COMO CERVANTES NI TAN NECIO QUE ALABE A DON

QUIJOTE...”

LOPE DE VEGA


Después de haber oído entretenida noticia, quisiera ser discreto y prudente en todas las palabras. Paréceme, que de saber Cid Hamete Benengeli, quién era el loco, no se aventuraba buenamente a contar entretenida historia. Cervantes se enamoro de lamentos y sinsabores; menudencias que deja escapar el corazón y que seguramente toparon con su pluma.

Dice la historia que así como don Quijote de la mancha perdía el juicio por tan extraño genero de locura, había para su dicha otro valeroso andante que libraría sus locuras para defender a la que creía su señora.

Por lo que yo he podido recordar, esto sucedió en una venta que a don Quijote le pareció castillo y que permaneció allí, con extremo contento, pues no le molestaba acompañar a dos mozas que a él le parecieron dos hermosas doncellas, que suspiraban con las venturas contadas, y que gemían y lloraban con las desgracias. Tales sucesos eran contados para dar buen fin a la comida.


¾ Mirad, mi señor, sepa vuestra merced, que acabo de recordar, que a mi noticia ha llegado, tan cierta, triste, tan hija de los imposibles que debo de decírsela - dijo Sancho.

¾ ¿Qué noticia es esa, Sancho? - respondió don Quijote -. Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo de contármela.

¾ No niego yo sus palabras, señor mío - respondió Sancho -. Escribióme la Duquesa, dándome aviso del peligro que persigue a vuestra señora Dulcinea, que no la creyera si me lo dijera algún descalzo; pero pues la señora duquesa lo dice, debe ser así. Ella contó, que no puede caber tanta cortesía y gentileza con cierto huésped de Dulcinea, llamado Auqui[1] o príncipe de los Incas[2], natural de un lugar llamado Cuzco[3], que llegado a la Corte, dio media docena de puñadas a vuestro Duque, que acababa de conocer y que también se proclamase soberano de estas tierras, con lo que acaba de firmar su sentencia de muerte, y no sé cómo, pero ayer se le vio con Dulcinea paseándose con tanto ánimo, que estuvieron así hasta que ella quedará contentísima con el paseo.
Contada pues la historia, don Quijote no tuvo ánimo de decir nones. Tenía la cabeza inclinada sobre el pecho, con evidentes señales de querer reventar de celos. Él dijo:

¾ Aquí no hay que hacer otra cosa, que ver con mis mismísimos ojos aquel villano, que ni sé si dejare muerto o vivo, pero que sí quedará tan desfigurado, que no le conocerá la madre que lo parió.

Viendo, pues, Sancho la última resolución de su amo, trajéronle allí su asno, porque siendo él escudero de caballero andante, había de favorecer y ayudar a su señor, vengándolo de algún soberbio que haya hecho algún agravio. Estábanles mirando todos cuantos habían en la plaza. Don quijote alzó los ojos y vio al buen Sancho que aconsejaba partir. Parecióle bien el consejo a don Quijote, se armó de todas sus armas y tomando de la rienda a Rocinante y Sancho del cabestro de su asno, dejaron atrás el pueblo y comenzaron a andar por una montañuela que a tales horas era un despoblado.

Desesperábase don Quijote, por tomar camino, pero era la voluntad de Rocinante de resucitar a tantos enemigos hubiesen entre las sombras, el grandísimo silencio, y de allí el olor a piedra azufre que pusiera pavor a cualquier otro corazón que no fuera el de don Quijote. Con todo eso, nada pudo infundir miedo, cuanto más era, Sancho vio que su amo estaba acostumbrado a semejantes acontecimientos.

Llegaron, al pie de un alto prado y de allí don Quijote anduvo mirando a todas partes por ver si descubría el castillo de su señora, pero vio no lejos del camino por donde iba, una choza mal parada. Dióse prisa a caminar, el tiempo jugaba a favor de villano, era la batalla del bien contra el mal. Pero llegaría a tiempo para descubrir a aquel príncipe junto a Dulcinea en lo mejor de una plática. Venia con el alma llena de imaginaciones y no hacia sino mirarle y remirarle y tornarle a mirar de arriba abajo; y después que le hubo bien mirado, embrazó su adarga, tomó su lanza y salió al frente sin titubear. Era un día de los meses de verano, fue así que dijo:

¾ Por cierto señor, quien quiera que seáis, que yo no os conozco y pediré me digáis quien sois y la causa que os ha traído a vivir cerca de mi amada Dulcinea.

¾ Yo soy el príncipe Felipe Tupac, quien ha venido a proteger a la princesa Francisca Pizarro y Yupanqui, Hija del sol, llamada por Wiracocha[4], y que ha de resucitar el imperio del Tahuantinsuyo[5] en vuestras tierras - respondió -. Ahora ella está junto a mí, como lo ha de querer su madre, la ñusta[6] Inés Huaylas. La princesa ha prometido ser señora de todo mi reino, que no tardará en multiplicarse y rebasar los límites del sol.
Y diciendo esto, comenzó hablar consigo mismo, y el sol que entraba tan aprisa por el cielo y con tanto ardor que le hizo decir en voz alta, mirando a Dulcinea que estaba sepultaba en un silencio:


Caylla llapi / Al cántico
Puñunqui / Dormirás
Chaupituta / Media noche
Samusac / Yo vendré.
Sumak Ñusta / Bella princesa
Turallayquin / Tu mismo hermano
Puyñuyquita / Tu cantarillo
Paquirkayan / Lo hace pedazos. /
Inamantan / De esta manera por los espacios
Kuñuñuntak / Retumban truenos
llapantak: / Y cruzan rayos.
Kanri Ñusta / Y tú que tienes
Unuyquita / En lluvias mando
Paramunqui. / Llover nos haces
Mayninpiri / En raudal manso.
Chicchimunqui / Pero otras veces
Ritimunqui. / Granizo helado
Pacha rurak, / O fría nieve
Pacha camak / Vierte tu mano
Wiracocha. / Pues Wiracocha, Dios soberano
Cay inapak / Que creó el mundo y rige sabio;
Churasunqui / A ti princesa con fin tan alto
Camasunqui. / Te dio asiento en su palacio.


¾ ¡ Oh vos, quienquiera que seáis, deteneos, que no entiendo vuestro latín! - respondió don Quijote -. Sepa que Dulcinea del Toboso, a sido puesta para un solo caballero, igual que las demás mujeres del mundo, que están repartidas para bien de los hombres - respondió don Quijote.

Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, asaltó un pensamiento terrible, tal que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa; y fue que se preguntó consigo mismo, si era correcto matar a un hombre encantado, que no conociese las leyes de caballería; pero en aquel mismo instante trasladó sus sentimientos a las armas, ya que debéis de saber que no sería el primero ni el último en matar, pues con la mucha hermosura y buena fama de su señora, seguramente habría de hacerlo muy seguido.

Y estando don Quijote en lo mejor de su reflexión. Felipe Tupac alzo los ojos al Cielo, sabia que en la inmensidad de los cielos Wiracocha celebra el canto de sus hijos, arrodillo y quedo muy pacifico, él dijo con mucha libertad:

Tijsi Wiracocha / Dios, origen del universo,
Túcuy rúraj / Creador del todo,
Suncoy Tutallapy / Oro que arde entre las sombras
Cori ráuraj / Del corazón
Cusi ñahuillayquin / Que la alegría de tus ojos
Pacarichun / Venga en el alba,
Coñi samayniquin / Que el calor de tu aliento
Huayrarichun / Venga en el viento.
Cúyay maquillayquin / Que tu mano magnánima
Mastacúchun / Siempre se extienda
Huiñay atyquiquin / Y que tu sempiterna voluntad
Ticacuchun. / Sea la única que florezca.


Entendieron que en una extraña lengua había hablado, con dulce y suave armonía, que dejando celoso a don Quijote creyó que aquellas palabras podrían derretirle los sesos a cualquier caballero.

¾ ¡ Qué palabras, qué amenazas, y qué conjuros habéis dicho, para apurar a la muerte mientras duerme ! – dijo don Quijote –. Pero sea lo que fuere, estoy sordo a el llamado de vuestro maligno señor.

En esto sucedió que Felipe Tupac saldría al encuentro con villana arma, que no era reconocida en ningún ejército, pero que dejaría tan mal parado a don Quijote, que se necesitó las voces de Sancho para revivirlo. Considerando cuán vehemente ha sido la locura de su señor por su señora decidió aconsejar:


¾ Puede y debe vuestra merced hacer locuras por ella, sin que ninguna de ellas lo lleve a la tumba. Dios sabe si aquel Tupacillo dejaría recoger su cuerpo, si por descuidarse no volviere, señor mío, vivo. Ya habéis visto y probado su endemoniada arma - dijo Sancho.

¾ No se ha de decir Sancho, ahora ni en ningún tiempo, que tan noble caballero se espantará por temerosa aventura -respondió don Quijote -. Y si fuere el caso que cayese, prométame que luchará hasta darme venganza, así vuestra lucha me otorgue el descanso eterno.


¾ No tema vuestra merced, lo haré bien o mal - dijo Sancho -, a mí me parece que cuando el peligro sobrepuja es mejor torcer el camino y desviarse, ya que es de sabios guardarse hoy para mañana, y no aventurarse todo en un día. Vuestra merced sabe, que quien busca el peligro perece en él, así que no es bien tentar a Dios, así fuere por amor.

En fin, don Quijote poniendo mano en su lanza, alzó la mirada al cielo, se encomendó de todo corazón a su señora, que andaba algo risueña, y también a Dios Nuestro Señor, que no lo olvidase, ya que estaba enamorado hasta los hígados, y es que aquella venganza a él sólo estaba reservada. Pero estándola mirando, oyó un estruendo, un arcabuzazo que hizo correr al príncipe Felipe Tupac al lado de ella.

Cuando don Quijote vio que aquel horrísono y espantable ruido causaba susto a tan extraño príncipe, decidió dar fin a aquella aventura, librando la más reñida y trabada batalla que se haya visto, de allí que la lanza de don Quijote terminó tocando el cuello de Felipe Tupac y con gran ferocidad dijo:

¾ ¡ Ríndete atrevido villano si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento, no consentiré que vuestra locura robe tan puro corazón, y si queréis tener reino no ha de faltar un estado donde viváis como un príncipe!

A lo cual respondió el cautivo que debido a su condición de vencido haría treguas, y que sólo pedía le dijeren como llegar a la ciudad de las grandes fortalezas, porque en está ciudad no habría de encontrarse la princesa Francisca Pizarro, por tener ella mejor gusto con los pretendientes.

De allí a poco, descubrió don Quijote a un hombre de hasta edad de cincuenta y cuatro años, triste y melancólico al hablar de su pueblo, pero a su vez muy gentil y amante de la naturaleza, fue este sentimiento lo que enterneció algo a don Quijote, pero no tanto que mostrase flaqueza alguna; antes, disimulado lo mejor que pudo. Su experiencia en las artes de la vida, hizo que se ganase la estima y confianza, incluso Sancho decía que había sido la ventura hallar a hombre tan sabio que sabe dar remedio a los males.

¾ Contadnos ahora vuestra mala suerte; que en nosotros juntos, o en cada uno, hallareis quien os ayude a sentir vuestras desgracias – dijo Sancho.

En tanto que el príncipe Felipe Tupac sin mover labio, ni decir palabra alguna, dando un profundo suspiro, rompió el silencio y dijo:

Murqutullay, murqutu, Llulluchallay,
llullucha, / Alga, mi tierna alga,
Mana sunquyki qiwiqchu, / ova, mi tierna ova
Mana waqaykunki, / Tu corazón no se conmueve
Sikllallay Kaspa, / No caes en lagrimas
Quyallay Kaspa, / Tú, mi bella,
Ñustallay Kaspa. / Tú, mi reina,
Unuy wiqillam apariwan / Tú, mi princesa
Yakuy parallam pusariwan, / Oleadas de lágrimas mellevan,
Chay llikllaykita rikuykuspa, / Torrentes de lluvia me arrastran,
Chay asquykita qawaykuspa / Al acordarme de tu manta,
Manañam pachapas chisiyanchu, / Al recordar tu saya
Tuta rikchariptil(y)pas, / Ya no viene el atardecer,
Manataqmi pacha paqarinchu / Y cuando me despierto de noche
Qamqa Quya, / Ya no se levanta el día
Qamqa señora / Tú eres Reina, Tú eres Señora
Manañachu yuyariwankichu, / Habrás dejado de pensar en mi
Kay sankaypi puma atud / Mientras en esta cárcel me están
mikuwaptin, / Devorando pumas y zorros
Kay pinspi wichiqasqa kikasqa / Mientras en este calabozo
Tiyapti- (y), palla. / permanezco encerrado y atado mi dama.

Luego que don Quijote escucho extrañas palabras dijo a Sancho que había mucho por aprender, ya que anduvo buen tiempo tratando de entenderlas y desentrañarles el sentido, pero al final diciendo: Quienquiera que sea el sabio, que escriba en los anales de la Mancha esta peregrina historia, espero que ponga cuando llegue a contar esta salida tan calurosa : “ Autores hay que dicen que entre las famosas hazañas de tan noble caballero, se encuentra la aventura de cómo luego de topar con valeroso príncipe, le toco hacer las paces, he intento hablar el lenguaje de los Incas, llamado Quechua , y cogió la más graciosa y extraña arma que se pudiera pensar; aprendiendo romper cabezas y matar pajarillos”. Eso pido con el derecho de ser el Caballero de la triste figura.

¾ Ruégote amigo que no te olvides de mi, don Quijote de la Mancha, noble caballero cristiano que lleva de escudero al leal Sancho Panza y al buen Rocinante como compañero en todos los caminos y carreras.

¾ Wiracocha ha encontrado un nuevo hijo, que no teme a nadie ni a nada, que combatiría contra una montaña hasta vencerla. Merecéis llevar mi confianza, por eso lo dejo en esta tierra, para ser Apocuna[8]

Se hincó de rodillas ante él, y prometióle don Quijote de hacer lo que correspondía a todo

Apocuna, y desde ese día acepto ser el señor del Suyo[9], llamado Manchasuyo,

llevando el titulo de el Amaru[10] de la Mancha. Es así que Cervantes quiso pasar en
silencio muestras de grandísima victoria, que por ser tan mínimas, y por hallar a don
Quijote algo compuesto de su locura, decidió con malicia ocultarlos. Pero fue hasta antes de su muerte que quiso remediar, pero se hallo incapaz de hacerlo por no estar en su seso. Dejando ir la historia a buena hora.

En México, a 27 de Diciembre de 1615.


EL AUTOR DEL PICARO GUZMÁN DE ALFARACHE







[1] Auqui: Era una especie de “principe heredero” pero no necesariamente el hijo mayor sino el descendiente de las panacas reales que demostrara mayor habilidad para gobernar.
[2] Los Incas: Estado o Imperio que surgió a finales del siglo XII en el area andina.
[3] Cuzco u “Ombligo del mundo” : Capital del Imperio Inca (hacia el siglo XIII)
[4] Wiracocha: Divinidad suprema de los Incas, padre de todos los vivientes.
[5] Tahuantinsuyo: Llamado también Imperio Inca, estaba conformado por cuatro regiones.
[6] Ñusta: Nombre con el que se conocía en el Perú incaico a las muchachas pertenecientes a la estirpe real.
[7] Quechua: Fue la lengua oficial en la época del Imperio Incaico y actualmente es oficial en Perú, junto con el español.
[8] Apocuna: Designado por el Inca, formaba parte del consejo Imperial tenia a su mando un Suyo.
[9] Suyo: Nombre que se le asignaba a cada región que conformaba el Imperio Inca (Antisuyo, al E; Collasuyo, al S; Contisuyo, al O; y Chinchasuyo, al N)
[10] Amaru: Apellido Aymara que significa (Duro, fuerte, incorruptible)

ANTOLOGIA DEL III PREMIO INTERNACIONAL DE POESIA AMOROSA 2005


ANTOLOGIA DEL III PREMIO INTERNACIONAL DE POESIA AMOROSA 2005
ORGANIZA: CIRCULO DE BELLAS ARTES DE PALMA DE MALLORCA
GOVERN DE LES ILLES BALEARS, CONSELL DE MALLORCA




CUANDO TU TE MARCHAS



Cuando tu te marchas y cierras los ojos
Sin querer el cielo empieza a sollozar
Y tu te alejas y tu te callas
Serán tus ojos moros, inviernos color lagrima.

Esta noche, quédate allí amor.
Espera allí y no alcances la melancolía azul de los cielos
Mas yo se lo que escondes, detrás de aquel juego de colores
Dulcemente devastadores en la tierra.

Tal vez pueda echar primavera a los pasos
Tal vez vea a la vida cerrar tus ojos
Tal vez antes que el verano se vaya
Yo pueda enseñarte a ver
A donde las almas inclinan mirada.

Ahora que ya no hay nada tan triste
Quizás me preguntaras en el camino
Porque te sigo cuando cae otoño a la pared
Al escrito rojo de tu nombre
Al escrito azul de mis versos.

Así sea el tristor de los mares
Lo que va atrás de tu sombra
No importara. Yo te canto, yo te pinto, yo te amo más
Porque podrás ser tantas veces
Como yo mas quiero
Una gaviota de luz en la tierra
Un viaje de tentación en la noche.

No debes llorar
Si vas a ver el gesto de aquella mano abandonada
Que ya no ha pensado en el lápiz frío
En el ángel niño que repentinamente
Desde el papel te vuelve a mirar.

Y no te alejes de mi lado
Porque tu respirar ya no tiene retorno
Es quizás la tierra la que te oculta
De aquella bandada de relámpagos
Que peregrinan en el largo camino de tu mirada.

Pero tu ya sabes que no podré adentrar
En los atajos de tu silencio. Aquí hay sangre, fuego, alma
He ahí que solo diré en la extensa ola del suicidio crepuscular.
Que cuando te haga falta
Pienses que he volado hacia la tarde gris
A despedir al sol.